sábado, 15 de diciembre de 2012

Vivir en tu ausencia CAP-4


-Soy tu peor pesadilla.

Recuerdo cuando era pequeña, siempre discutía con mis padres. No era discutir, sino que les hacía rabiar. Todas las noches me escapaba para ver el  rascacielos más alto de la ciudad, era precioso.  Pero un día no volví. Lo recuerdo como si fuera ayer.
*FLASHBACK*
 Corría y corría, sentía como el viento jugaba con mi cabello. Oía mis pasos resonar en la acera. Aquel 22 de enero no había nadie en las calles, hacía mucho frío, solo me acompañaba la nubecita de mi aliento. No iba a llegar a tiempo y decidí coger un atajo. Pase por aquel parque sin fijarme donde ponía mis pies, me acerca al bosque por el que creía que llegaría antes. Solo se oía mi respiración agitada y el golpe de mis pies. Hasta que se dejaron de oír. Todo estaba oscuro, no sabía donde estaba. Me dolían la espalda y la mano, empecé a temblar por el frío y por el miedo. Comencé a llorar.
 Yo, aquella niña tan rebelde que sabía que hacer en cualquier momento, solamente tenía nueve años y ya creía que tenía razón en todo. Pero ese momento era diferente, me sentía tonta. Nadie me iba a encontrar, mis padres no sabían nada de mí, tampoco les di la ocasión de conocerme. No lo hice solamente por resentimiento. Nunca me habían prestado atención, era la oveja negra. En comparación con mi hermano el don perfecto, no era nadie.
Estaba amaneciendo, pude ver lo que había a mi alrededor. Era una especie de hoyo con túneles. Me había caído en un hoyo. Empecé a oír pasos, tenía miedo pero a la vez alegría.
-¡SOOCORROOO! - ya no se oían los pasos, volví a gritar hasta que una cabeza apareció por el agujero-.
-¿Pero que haces ahí? -eras tu- Creo que eso de hacer rabiar a tus padres, se te ha ido de las manos.
-Ayúdame, por favor -al instante te diste cuenta de que no era una de mis aventuras-.
-¿Te has hecho daños? ¿Estás bien? -negué-.
- Creo que me he hecho algo en la muñeca y en la espalda.
-A ver como lo hacemos, el túnel de tu derecha lleva hasta una cueva. Tienes que seguir  hasta llegar a una pared muy alta, ¿crees que podrás escalarla? -negué- Pues quédate ahí, que yo busco ayuda.
-No se lo digas a mis padres.
- Tranquila, todo saldrá bien -me lanzaste tu reloj preferido- Así podrás ver algo, tiene luz. Cuidamelo ¿va? Intentaré llegar cuanto antes.
- Gracias -y te fuiste-.
Hice todo lo que me dijiste. Como había cambiado las cosas, de pensar que iba a morir ahí a sentirme segura. Ya era una rutina, yo era la que la cagaba y tu me ayudabas, y lo arreglabas Nunca supe como pudiste encontrarme.
Al terminar el túnel, ya habías llegado. Alguien estaba a tu lado, debía de tener nuestra edad.
-¿Cómo estás?, este es un amigo, Carlos -me saludó- Se nos a ocurrido subirte con una cuerda -lanzó la cuerda y me explicó el plan- ¿Lista?
Ataron la cuerda en una roca y me rodeé la cintura con ella. Empezaron a hacer fuerza, yo iba subiendo intentando ayudarles. A cada segundo me dolía más la mano pero me daba igual. Llegué al borde. No me lo creía lo habíamos conseguido. Empecé a llorar de nuevo y os acercasteis. Me abrazaste, Carlos me miraba sin saber por que lloraba. Aún recuerdo el calor de tu mano con la mía volviendo hacía mi casa. Había dos coches de policía delante. Entramos al salón, tus padres lloraban, la mía dramatizaba y mi padre miraba al vacío. Al vernos, corrieron hacía nosotros. Les expliqué  que había pasado, mientras tu familia de abrazaba, mi padre me pegó una bofetada.
Una anciana que abrazaba a Carlos, su abuela, fue hasta donde mi padre y le dijo:
-Su hija desaparece, casi se muere y lo único que sabe hacer es pegarla. Ahora entiendo porque se ha escapado. No se merece tener todo lo que tiene, y menos una hija con esa valentía. Adiós -dirigiéndose a tus padres- ha sido un placer conocerlos.
l irse, todo se quedó en un silencio incómodo, tras un charla con la policía se fue. Nos fuimos a nuestra habitación,  mientras nuestros padres hablaban.
-Gracias, no se que hubiese hecho sin ti -te abracé-.
-Sabes que haría cualquier cosa por ti.
*FIN DEL FLASHBACK*
De nuevo me encontraba en aquella cueva. No podía más, desde aquella llamada no había dejado de recibir notitas amenazantes e hirientes. Carlos estaba trabajando, le insistí en que regresara a la cafetería en cuánto puede andar con muletas. No le dije nada, no quería que lo pasara mal, el también.
Allí  me pasé horas, sin saber que hacer. Me sentía culpable, pero no sabía porque. "No sientes nada por Carlos, ¿no?" Una figura se acercaba, no sabia quién podía ser. De repente olí su olor era él.
- ¿Cómo me has encontrado? -sonrió-.
-Siempre que tienes miedo vienes aquí -no dije nada- Marta ¿crees que no iba a dar cuenta de las notitas?
¿De la llamada? Se que no fueron sus padres.
Agaché la cabeza, se acuclilló delante de mí. 
-¿Cómo sabes que ...?
-¿Qué vienes aquí? Después de ese día de enero, vi como venías a veces hacía aquí.
-¿Te acuerdas? -sonreí-.
-Recuerdo cada segundo que he pasado a tu lado -me sonrojé-.

1 comentario:

  1. Bueno, pues aquí estoy otra vez ;')
    La última vez te dije que me ha requetencantado, aunque al principio me perdí un poco xD Pero que me gusta mucho, y Carlos cada vez más eh? xD
    Un beso enorme, va? Va. ;')

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